La pedagogía como un discurso o saber que se interesa por la educación, ha de hacer una reflexión constante sobre el que hacer pedagógico y por ende, sobre los alcances y dispositivos educacionales, además, sobre los medios y los ámbitos educativos...
Algo ha cambiado desde las primeras reflexiones en torno de la educación y nuestros días; el lugar privilegiado de la educación (la escuela), parece no responder a los educandos, ni los docentes a los intereses, entre otras muchas reflexiones. Como señalan los investigadores Diego Alejandro Muñoz y Andrés Klaus en la "Educación en Tiempos Débiles e Inciertos", los dispositivos educativos y los discursos pedagógicos parecen no dar cuenta de un mundo contemporáneo marcado por la contingencia, el riesgo, lo inusitado; un mundo líquido, en terminos de Zigmunt Bauman, donde los solidos construidos en el proyecto moderno se desvanecen, se diluyen, bien sea en un contexto de referentes posmodernos o hipermodernos, lo cierto, es que las realidades actuales desbordan las capacidades comprensivas.
Frente a lo incierto, emerge la realidad como una entidad en desorden (caotica), pero el desorden es nuestra incapacidad de reconocer o construir creativamente o intuir nuevos ordenes que nos permitan pasar de los sistemas estatícos newtonianos a los sistemas altamente dinámicos donde equilibrio y no equilibrio son una constante. Así las cosas la realidad se configura en multiples realidades.
Propiciar espacios de autoorganización, autopoieticos, de creación intuitiva entorno al que hacer educativo, es el primordial de esta bitacora de pensamiento - acción.
